Archivo para abril 2008

Gracias, Tribunal Supremo de Elecciones y Registro Civil   Leave a comment

De mis 58 años, treinta y uno los completé en esta inmensa casa llamada Tribunal Supremo de Elecciones y Registro Civil. Aquí, tuve como herramientas de trabajo: archivadores y estanterías metálicas, escritorios de madera puro cedro, sillas, bancos, escaleras y una inmensa montaña confeccionada con papelería o expedientes, correspondientes a ciudadanos costarricenses (de Costa Rica) y de otras naciones.

Entre aquella montaña, sentí inmenso placer y orgullo, servir con lealtad a nuestra Institución y a los usuarios, quienes a diario realizan sus consultas y estudios.

En este puesto, obtuve muchas, muchísimas satisfacciones del usuario externo e interno. El externo, o sea, la atención al público, porque manifestó de varias formas su complacencia por la prontitud en localizar determinado expediente y el interés por dar la mejor información. Siempre atentos a servir con esmero, respeto y seguridad hacia el ciudadano nacional y otras naciones.

El interno, los funcionarios de las diferentes oficinas y secciones de la Institución, quienes necesariamente requieren la valiosa información que dan los archivos y documentos físicos, más nuestra disposición – la del funcionario archivista – para dar lo mejor de su experiencia, siempre en beneficio exclusivo del ciudadano.

Como detalles importantes, cito algunas situaciones generadas durante ese tiempo laboral, que demuestran el aprecio y admiración del ciudadano por nuestro Registro Civil y Tribunal Supremo de Elecciones.

Una hermana de Nicaragua, muy humilde, se presentó a nuestros archivos. Confesó, que en su país no existía ningún registro o inscripción de su nacimiento por causas desconocidas, posible por efecto de los terremotos, incendios, guerras, intervenciones militares y otras.

Consultó su expediente y en él apareció la certificación de nacimiento que había traído de Nicaragua, muchos años antes de las destrucciones. Al encontrar el documento y el pasaporte con las visas de sus viajes anteriores a Estados Unidos, quedó sorprendida con el servicio exacto y rápido en los archivos del Registro Civil costarricense.

Una señora italiana necesitaba investigar el lugar y fecha de nacimiento de su abuelo, aproximadamente de 1882, un italiano, naturalizado costarricense. Fue a Italia, sin hallar registro alguno. En nuestros archivos, apareció el documento preciso para sus intereses. En señal de agradecimiento, manifestó por escrito: «Encontrar datos sobre nuestra familia antecesora ha resultado tarea muy difícil, sin embargo, tras una larga investigación, hemos encontrado una fuente valiosa de información en los archivos del Registro Civil y Tribunal Supremo de Elecciones de este país; por eso agradezco la preocupación de Ustedes en mantener y conservar los archivos que son patrimonio histórico, invaluable, y para muchos, desconocido».

Una alemana, felicita a la Institución, así: «Gracias al manejo efectivo y pronto servicio de la documentación de mis padres, ubicada en los archivos de esta Institución, obtuve excelentes resultados. Los datos rescatados están en un documento original del año 1945 que contiene un testimonio de ellos, sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial y en su oportunidad lo adjuntaron al expediente como requisito para su naturalización en este país, Costa Rica.

Continúa: «Nuestro interés fue exponer esa información escrita y fotográfica ante un organismo en los Estados Unidos de América, dedicado a la recolección de testimonios a escala mundial, sobre personas que vivieron el triste y criminal episodio de la historia, conocida por toda la humanidad. La actitud de Ustedes, nos viene a reafirmar las encuestas que dan apoyo y confianza total del ciudadano costarricense, hacia la Institución que Ustedes dirigen».

De la Universidad Nacional de Costa Rica: «Deseo manifestarle, nos escribe una profesional en Historia, la invaluable importancia que tiene la Sección del Archivo histórico que Ustedes mantienen en el Tribunal Supremo de Elecciones, la información documental y fotográfica es vital para la investigación de nuestros antepasados. El cuidado que han tenido para preservar ese acervo documental es de elogiarse y de incentivar su mantenimiento, pues existen documentos que tienen más de un siglo; además, de ser originales, son únicos. En especial, algunas certificaciones de ciudadanos alemanes que durante las guerras mundiales fueron quemadas o desaparecieron junto con otros archivos históricos en Alemania».

Estos elogios, hacen más grande al Tribunal Supremo de Elecciones y Registro Civil. A nosotros como funcionarios, nos hace sentirnos muy orgullosos porque así reafirmamos el compromiso con el usuario y con nuestro país.

También, me correspondió laborar en las giras de cedulación «casa por casa», siempre en compañía de otros funcionarios. En carne propia, sentimos la participación de nuestros ciudadanos y extranjeros, el apoyo a nuestra Institución, el apoyo por nuestro trabajo transparente que siempre nos ha distinguido, para contribuir al logro de lo que hoy es el Tribunal Supremo de Elecciones y el Registro Civil.

Me llenó de orgullo y satisfacción, cerrar esos 31 años con mi participación en el referéndum del siete de octubre del 2007. Participé en dos Juntas Receptoras de Votos (JRV). Sentí la emoción de entregar a cada ciudadano la respectiva papeleta para emitir el voto, recogí la decisión del ciudadano, hasta hacer llegar esta delicada documentación, intacta, limpia, así como el ciudadano la depositó en las urnas, hasta la sede central del Tribunal Supremo de Elecciones, para las siguientes tareas (revisión, conteo, declaratoria) ) a cargo de otros funcionarios, demostrando su transparencia en la decisión tomada por el pueblo.

(Publicado en «La Prensa Libre» de Costa Rica, 19 febrero 2008).
(Publicado en «Diario Extra», de Costa Rica, 12 marzo 2008, Sección OPINIÓN).

Publicado abril 30, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Opinión

La voluntad del pueblo   1 comment

 

El autor de esta página, fue funcionario del Tribunal Supremo de Elecciones y Registro Civil de Costa Rica, Centroamérica, durante 31 años. De esta consagrada Institución, pilar de nuestra democracia, salí pensionado o jubilado, hace menos de cuatro meses. (al primero de enero del 2008).

La siguiente opinión, se basa en la experiencia vivida durante una campaña electoral, donde estuve en contacto directo con los electores y pueblo en general.

«Inmensa responsabilidad y orgullo representa recoger la voluntad del pueblo, expresada en las urnas electorales. Es un privilegio para los funcionarios del Tribunal Supremo de Elecciones y Registro Civil la delicada tarea encomendada, cada cuatro años.

De las Juntas ReRandall, con material electoralceptoras de Votos recibimos la voluntad popular para trasladar cada decisión o voto – sellados en sacos y bolsas plásticas – a la sede de los organismos electorales.

Esta experiencia democrática nos permite entrar al corazón del pueblo: es impresionante palpar al campesino, compartir un mismo vehículo utilizado para la movilización de electores, aunque en su interior se agiten banderas e ideas políticas diferentes; sentir y compartir el patriotismo de humildes trabajadores de la tierra decididos a cargar los sacos de votación, inclusive, viajando horas a caballo y a pie, hasta llegar al puesto indicado (escuela, municipio, puesto de la Guardia Rural) para entregar su decisión y la de sus compatriotas, ante los funcionarios asignados del Tribunal Supremo de Elecciones y Registro Civil.

En comunidades rurales, apreciamos puestos de propaganda política diferentes, construidos con bambú y láminas de zinc, sin egoísmos, distinguiéndose el civismo y hermandad. Todos iguales porque son integrantes del mismo vecindario o poblado, contrarios por los colores políticos, pero unidos en el triunfo y la derrota por el bienestar de sus comunidades y la marcha correcta de nuestro proceso electoral.

Después de concluida la contienda electoral, todos «votan parejo» al aseo de la escuela, salón de reuniones o la pulpería (comisariato). La colaboración del maestro, niños escolares, religiosos, líderes comunales, autoridades del orden y amas de casa, no se escatima. A la vez, reconocen la admiración y respeto hacia la Institución responsable de organizar, dirigir y vigilar las elecciones generales.

En las tres elecciones pasadas – dos para presidente y una de alcaldes – recibimos un claro ejemplo de civismo en las comunidades campesinas del Cantón Puriscal, San José, Costa Rica: San Miguel, Zapatón, Mastatal, San Vicente, Bajo Rey, Alto Concepción, Cristo Rey, Guarumal, Gamalotillo, Los Ángeles, La Gloria y Vista de mar Norte. Pueblos donantes de esfuerzo, trabajo y auténtico sentimiento democrático dedicado a su cantón y país. Campesinos amantes y defensores de la paz, la tierra, la justicia y el respeto a cada uno.

Sentir en carne propia estas manifestaciones populares, hacen más hermosa a una nación, a un pueblo e institución donde laboramos».

(Publicado Lunes 17 mayo 2004, La Prensa Libre, de Costa Rica).

(Publicado The Tico Times, Perspective, marzo 2001).

Publicado abril 30, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Opinión

Nombres femeninos y masculinos   Leave a comment

Cincuenta, ochenta, noventa, hace cien años y más, libros y actas de nacimiento, fueron escritos con nombres que hoy apenas se asoman, están casi obsoletos o en vías de desaparecer, para formar parte del recuerdo e identidad cultural que dejaron nuestros abuelos. Hoy, es necesario ir al rescate de ellos, conservarlos, resaltar su importancia, destacar su curiosidad y mostrarlos a las nuevas generaciones.

El siguiente «aparte», de un extenso listado, son nombres que he clasificado como «femeninos y masculinos», porque tanto él y ella, llevan nombres similares donde únicamente cambia «una» letra.

Esta es una recopilación (nacidos entre 1894-1956) con su debido respaldo, o sea, cada nombre tiene sus respectivas citas de inscripción, fecha de nacimiento y los dos apellidos personales. Esto es conveniente resaltarlo para demostrar que el estudio y recolección de nombres, es real.

Auria, Aurio.
Atilano, Atilana.
Agapito, Agapita.
Agripina, Agripino.
Alejo, Aleja.
Amado, Amada.
Ambrosía, Ambrosio.
Ángela, Angélico.
Anito, Anita.
América, Américo.
Aniceto, Aniceta.
Antolín, Antolina.
Anunciación, Anunciada.
Armenio, Armenia.
Asicla, Asisclo.
Asteria, Asterio.
Atanasia, Atanasio.
Aquileo, Aquilea.
Aquilina, Aquilino.

Bosco, Bosquina.
Bartola, Bartolo.
Balbina, Balbino.
Balsamina,Balsamino.
Basileo, Basilea.
Baudilia, Baudilio.

Cándido, Cándida.
Cantalicia, Cantalicio.
Canuta, Canuto.
Casta, Casto.
Cayo, Caya. (gemelos nacidos 1937)
Ceferino, Ceferina.
Cenobio, Cenobia.
Cesáreo, Cesárea.
Cipriano, Cipriana.
Ciriaco, Ciriaca.
Clarindo, Clarinda.
Clemente, Clementina.
Constancia, Constancio.
Cora, Coraino.
Crescencia, Crescencio.
Críspula, Críspulo.
Cristobalina, Cristobalino.
Custodio, Custodia.

Demesia, Demecio.
Deseado, Deseada.
Digno, Digna.
Donaciano, Donaciana.
Dulcelina, Dulcelino.

Eletrina, Eletrino.
Eleuterio, Eleuteria.
Enemecia, Enemecio.
Ercilia, Ercilio.
Escolástica, Escolástico.
Etelvido, Etelvida.
Eudoxia, Eudoxio.
Eufemio, Eufemia.
Eustacio, Eustacia.
Expedito, Expedita.

Facunda, Facundo.
Faustino, Faustina.
Fidel, Fidelina.
Fortunata, Fortunato.
Fredesvinda, Fredesvindo.

Gaudencia, Gaudencio.
Generoso, Generosa.
Gervasia, Gervasio.(1894)
Gordiana, Gordiano.
Gorgonia, Gorgonio.
Goyita, Goyo.
Gumercinda, Gumersindo.

Hermelinda, Hermelindo.
Herodes, Herodita.
Hipólito, Hipólita.

Ildefonso, Ildefonsa.
Inocente, Inocenta.
Isolino, Isolina.
Jovito, Jovita.
Juventina, Juventino.

Landelina, Landelino.
Laudencia, Laudencio.
León, Leona.
Liberata, Liberato.
Librado, Librada.

Madre, Madrino.
Marcelenda, Marcelendo.
Melitón, Melitona.

Nemeciano, Nemeciana.
Nerea, Nereo.

Obdulio, Obdulia.
Octaviana, Octaviano.
Ofreciano, Ofreciana.
Onésima, Onésimo.
Orlinda, Orlindo.

Pánfilo, Pánfila.
Peregrina, Peregrino.
Perfecto, Perfecta.
Perpetua, Perpetuo.
Proceso, Procesa.

Relinda, Relindo.
Remigio, Remigia.
Reparada, Reparado.
Rudecindo, Rudecinda.
Rufa, Rufo.

Salustiano, Salustiana.
Serafina, Serafino.
Sérvulo, Sérvula.
Severiana, Severiano.
Sidonio, Sidonia.
Silvestre, Silvestro.
Simplicia, Simplicio.
Sinforoso, Sinforosa.
Sotera, Sotero.
Sublime, Sublima.

Tácita, Tácito.
Tarcicio, Tarcicia.
Teodosia, Teodosio.
Timoteo, Timotea.

Urbana, Urbano.
Urbino, Urbina.
Ursina, Ursino.

Venus, Venustiano.
Veracito, Veracita.
Vicelina, Vicelino.
Victoriano, Victoria.
Vitaliano, Vitalia.
Vitalicia, Vitalicio.
Viterbo, Viterba.

Zoila, Zoilo.

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Publicado abril 29, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Nombres antiguos

Por los caminos del ayer   1 comment

Refrescante es evocar pasajes o momentos del ayer que  nos hagan olvidar – por lo menos un instante – los tiempos actuales, saturados de violencia y destrucción. Aquellas vivencias infantiles repletas de preciosos juegos, humildad, limitaciones de todo tipo, sanas costumbres apegadas al hombre y respeto a la naturaleza que lo rodea.

Hacia el ríoAllá por los años sesenta, fueron las excursiones o paseos – a pie – bajo la inspección indiscutible del abuelo. La visita a los cristalinos ríos y pozas formadas en el Río Ciruelas, camino a Rosales de Desamparados, distrito de Alajuela. Recordamos Poza azul, La iguana, El botecito, Media luna y La mejicana. Zona rica en agricultura, frutales y hermosas fincas cafetaleras, fuente de trabajo para nuestros campesinos.

Aguas puras y vegetación exuberante, formaron paraísos naturales en centros de atracción para todos, permitiendo el acercamiento a todo lo creado por Dios, respetado por grandes y niños.

Recorrimos potreros, cafetales y senderos. En extensos campos compartimos la presencia de familiares y vecinos, disfrutando las deliciosas comidas y bebidas: el inconfundible «gallo pinto», café, tamales, pastelillos, tortillas con queso, refrescos naturales de limón y otras frutas,  arroz con leche y dulces, todo preparado en el hogar.

Los niños aprendimos del abuelo a construir el fogón en el potrero u orilla del río. Con tres o cuatro piedras del mismo tamaño, colocadas firmemente en el suelo, para sentar la orgullosa cafetera que muy rápido hervía el agua a borbollones. De los utensilios caseros, introducidos en un saco de «gangoche», el abuelo extraía el chorreador de madera y la bolsita de manta, especial para chorrear el delicioso café, en la forma tradicional.

Con el singular aroma, disfrutábamos del paisaje, aire fresco, agua sin contaminar, el sonido de la cigarra (chicharra), la presencia de ardillas, lagartijas, garrobos, iguanas y mariposas, bajo sombras riquísimas producidas por inmensos higuerones, guanacastes, caraos, poró y zapotes. Todo un escenario natural inolvidable, especial para la pesca de barbudos, descanso, diversión y aventuras infantiles.

De sus alrededores recogimos guabas caite, jocotes tronadores, cuajiniquiles, caraos, nances, guapinoles, nísperos, guayabas, güisaros, manzanas rosa portadoras de «calenturas» si comíamos en exceso – decían nuestros abuelos – y las llamadas «manzanas de agua», en altísimos árboles que con su vistoso fruto rojizo y grandes hojas verdes parecían adornos navideños, plantados en potreros y fincas cafetaleras, sin faltar las brillantes «lágrimas de San Pedro», utilizadas en la confección de finos collares y pulseras, similares a las mejores joyas de Europa, según la imaginación infantil de hace varias décadas. Con sencillez, disfrutamos los tiempos de nuestros abuelos.

Así se vivía, los niños casi ni sufrimos resfrío alguno o accidentes en pozas y ríos, no fuimos amenazados por individuos que atentaran contra la vida y agresión al adulto y la niñez, como es regla en estos tiempos. Disfrutamos de una época más tranquila, segura, pacífica, menos materialista, sin lujos, más humanista y solidaria. Una época con más fe, cargada de valores morales, religiosos y patrióticos.

En la escuela practicamos muchos juegos y trabajos. Hicimos producir la tierra con el pico, la pala y el rastrillo; con la guía y entusiasmo del maestro, vimos nacer el culantro, rábanos y lechugas. ¡Qué diferente si nuestros hijos conocieran hoy el amor a la tierra y la importancia de nuestros campesinos, quienes luchan a puro sacrificio para hacer producir la semilla con su sudor y esperanza!

«Las niñas – recuerda mi hermana con mucha nostalgia – guardábamos los cromos en cajitas de cartón y entre las hojas de los cuadernos. Las compañeras «pudientes», o sea, las que sus familias poseían más dinero y comodidades en sus hogares, tenían cromos más finos comparados con los nuestros, que eran más humildes: angelitos cachetones con caras rosadas y bordeados de escarcha y hasta con perfumes, a los más populares y hasta recortados del periódico, en blanco y negro. El mismo papel periódico fue utilizado en muchos hogares para forrar cuadernos, diccionarios y libros de lectura».

La mayoría formamos parte de los niños «menos pudientes» o con poco dinero en nuestros hogares, pero todos, junto a los «mejor acomodados» disfrutamos del aula, la tierra, el estudio, los juegos, la inocencia, el respeto por el maestro y la solidaridad en las familias.

El juego de los «yaxes» unió a los menores y adultos. Jugamos en el corredor de la escuela, en todo espacio aunque fuera reducido. Los más baratos o sencillos eran simples piedras uniformes recogidas de las calles y caminos, junto a los de plomo; los más finos o lujosos llamados «campana», siempre vestidos en colores turquesa, fucsia y amarillos que al rebotar y pegar uno con el otro, despedían bellos sonidos. Las bolitas se adaptaban a la calidad del yaxe, unas de color lisas y las de varios colores mezclados, un lujo adquirido por la minoría de las niñas.

Otros juegos nos permitieron la diversión y el ejercicio físico y mental. La suiza doble y sencilla, altura, chilillo, series con bolsillos, buchacas, futbolines. Un futbolín lo construimos con una tabla lisa rodeada con bandas de hule para impedir la salida de la bolita de vidrio del campo de juego, cada jugador bien concentrado y plantado en la madera, representados con clavos de pulgada o más altos, generalmente, del mismo tamaño, espigados, oscuros, cabezones y hasta con herrumbre, representando ambos equipos. Estos jugadores casi nunca fueron sustituidos porque siempre permanecieron fieles a su equipo y sin lesiones.92053134_579086096296065_9149008719688761344_n

Con la paleta o un cabo de madera de unos ocho centímetros, impulsamos la popular «bolincha», al marco contrario para celebrar los goles, pero en muchas ocasiones volamos la pelota fuera del campo, como lo hacen los jugadores de carne y hueso.

Hicimos apuestas con cajetillas de cigarrillos, León, Piel Roja, Viceroy, Camel y otros recolectados en negocios, mercados y calles. Coleccionamos postales (de mariposas, futbolistas, países) para intercambiar y jugar al «resbalón», este juego se lograba ganar si la postal lanzada desde el borde de una mesa, gradas o muro, caía encima de cualquier otra postal, aunque tocara una punta de aquella. En estas condiciones, el ganador recogía todas las postales que hasta ese momento cubrían el suelo.

En campos abiertos, calles, potreros, patio de la escuela, jugamos a los «puros», utilizando un cabo de palo redondo pulido, imitando un bate de béisbol, y con troncos (puros) de diez centímetros de largo colocados entre dos piedras o ladrillos que al ser levantados y expulsados con el bate, recorrían considerables distancias a gran velocidad a lo alto y largo, hasta confundir nuestra vista.

Luego la gran tarea de localizar cada puro y contar la cantidad de pasos contados del «bateador» para decidir quién lo envió más largo y así decidir el primer puesto. ¡No más humildes y sencillos podían ser nuestros implementos para la diversión y relación con los demás!.

Hoy, se va extinguiendo la comunicación en las familias y vecinos, la relación familiar es menos intensa, los ríos y mares están contaminados, van muriendo los peces y la deforestación es impresionante. Los niños «marcos ramírez» (alusión a la obra literaria de Carlos Luis Fallas ) ya se marcharon, hasta su literatura ha desaparecido de las aulas, porque algunos profesionales consideran su contenido como prácticas ya superadas o propias de tiempos pretéritos.

Las actuales y venideras generaciones somos herederas de una Naturaleza y valores humanos vapuleados por el mismo hombre, sin conciencia ni visión al futuro.

Un homenaje a los abuelos presentes y fallecidos de nuestros barrios. Hortensia, doña María, doña Adilia, don Luis, don Bolívar, don Tuto, don Santos, don Paulino, doña Bolivia, don Agustín, don José, don Reynaldo, doña Sofía, don Isidro, don Ismael, doña Olga, doña Virginia, doña Carmen, don Manuel, doña Marina, doña Juana,  don Sebastián, don Amado, don Israel, doña Josefita, don Eberto, don Tulio y todos los abuelos que hicieron feliz nuestra infancia con sus consejos y regañadas.

Publicado abril 27, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

Los robles del barrio   1 comment

Por el título pareciera que llevan un mismo apellido, mas son cuatro vecinos del barrio La Agonía quienes habitan y trabajan a escasos treinta metros uno del otro, sobre la avenida central de la ciudad alajuelense (de Alajuela, Costa Rica).

En algún momenLos robles del barrioto nos hemos topado con María Cháves Barrantes, Adilia Cabezas Quesada, Hortensia Quirós Bravo y Bolívar Valverde Huertas. Ellos son los robles canosos del barrio quienes adornan estas páginas.

Son pilares en pie de guerra, a la vista de cualquiera y constituyen un valioso ejemplo para las nuevas generaciones. Dedicación al trabajo, humildad, honradez y espiritualidad, son los fundamentos en sus vidas que los acreditan como ciudadanos hijos predilectos de una comunidad.

Un detalle coincidente en ellos es la «viudez» que experimentan. A pesar de tal condición, continuaron la lucha tenaz orientando responsablemente a sus hijos y nietos: nunca aflojaron ni echaron un milímetro hacia atrás, porque siempre enarbolaron la bandera del trabajo, la educación, manutención y respeto al hogar. Hoy, sus descendientes son excelentes educadores, empleados bancarios, amas de casa, obreros del calzado y la construcción, exitosos músicos, hábiles costureras y empresarios.

Aún con la presencia de algunas enfermedades propias de cargar «un montón de años» – más de 330 – dicen ¡Presente! disparando energía en sus puestos de trabajo; sin excluir, las durísimas labores que genera el hogar.

Don Bolívar, como le conocemos y decimos con cariño, hace muchos años dejó el establecimiento donde administró la famosa cafetería, ubicada en el corazón del comercio alajuelense. A esta fecha, con más de noventa años a cuestas, sigue mostrando ejemplo de trabajo: acompañado de la bulliciosa carreta cargada con cilindros repletos de gas para cocinar, transporta el producto a sus clientes hasta las puertas de casas y negocios. De esta forma, hace de su pequeña empresa, un eficiente servicio a domicilio que vista en términos modernos bien le calza el calificativo de «gas express».

A fortalezas humanas hechas con esta madera, no hay duda que Dios le dará más oportunidad de permanecer activos para que las nuevas generaciones puedan recoger e imitar su ejemplar actitud; o por lo menos, tienen la opción de conocer la lucha, el sacrificio y vida honesta de un ciudadano decidido a hacer grande una familia, un barrio,y una nación.

Frente a la casa de don Bolívar, atravesando la calle, ¿Quién no ha sentido la abnegación, el calor humano, la alegría, el humor y popularidad de Adilia? Aquí encontramos a la mujer blanca, de caminar pausado, con cabello casi plateado y vistoso delantal a colores.

Si no está junto al  moAdilia Cabezaslino utilizado para las moliendas de maíz, la vemos sentada frente a su máquina de coser, o ante la gran mesa de cortar donde extiende las telas (géneros) y coloca los patrones (moldes de cartón) para diseñar y cortar a pura tijera, lo que serán sus grandes obras, las famosas camisas para niños y adultos.

Todo esto lo mezcla con la cocina. Sus padres – nuestros inolvidables abuelos – le heredaron una excelente «mano» y de ésta los deliciosos tamales que prepara en cualquier época, sin esperar la Navidad, fin de año u otras fechas especiales que nos obligan a grandes carreras para pagar precios altísimos por «molidas» y compra de ingredientes. Ella, es una de las tantas damas hechas en madera fuerte y fina como el roble, adicta al trabajo, propias en mantener la bella tradición tamalera que nunca desaparecerá del hogar costarricense, por más alto que sea el costo de las cosas y la vida.

«Los tamales son tamales en cualquier ocasión y «salen» más baratos que en fechas tradicionales», dice, mientras deposita un poco de chicharrones y maíz en la tolva del molino. ¡Y saben tan deliciosos, no importa que sean preparados en mayo, abril o cualquier mes!

Así es Adilia. ¡Más de medio siglo sin dejar la costumbre de madrugar y menos el trabajo! ¿Cómo no valorar su fortaleza? ¿Acaso no es con trabajo honrado como se construye la paz y el progreso de un país?

A menos de veinticinco metros hacia el este de esta casa y punto de trabajo de doña Adilia,  está la casa de adobes de doña Hortensia. «Tencha», nació en enero de mil novecientos catorce, costurera, ex-vendedora de verduras en un «mercadito» propio, modista, recuerda cuando cobraba ciento cincuenta colones por la confección de un vestido y lo hacía a domicilio, trasladándose a pie hasta el Barrio San José, Río Segundo y otros puntos de Alajuela.

En estos momentos, a pesar de sus limitaciones físicas, la observamos dedicada a labores del pintado en tela, confeccionando hermosos limpiones para cocina y adornos utilizados en muebles de sala y otras figuras propias del hogar.

Doña María ha tenido de vecina durante toda su existencia a la iglesia La Agonía, habita al pie de la misma. La conocimos metiendo el hombro a su esposo don Tuto Bravo y a sus hijos en labores de zapatería, emplantillando zapatos, en la fábrica de calzado «Elegante», ubicada en su propia residencia.

Además, Dios le suministró una especial «cuchara» en la elaboración de cajetas tiernas y duras a base de chiverre, destacándose por el toque mágico que le impregnaban las semillas de la misma fruta encima de aquellos dulces, apetecidos y perseguidos en la comunidad por grandes y pequeños.

Cuando concluía la cosecha de chiverres, llegaba la cosecha de guayabas, de éstas obtenía la deliciosa mermelada especial para el pan y otros usos, sin faltar nunca las conocidas «tricopilias», que eran pedacitos de dulces a un punto semiduro, en forma de cajetas.

Hoy, a sus noventa y cuatro años, prepara los alimentos diarios del hogar y en horas de descanso teje y teje como las arañas, hermosos tapetes, canastitas y alfileteros adornados con flores de nudo francés, recuerdos que regala a sus visitas.

Hijos, nietos y bisnietos, la sociedad completa, autoridades gubernamentales, instituciones, la iglesia en general, tenemos por obligación un compromiso: dar el lugar privilegiado a todos los robles de nuestra Patria para que vivan con dignidad y respeto a sus sagrados derechos.

Ellos son las aulas y escuelas donde debemos asistir y aprender sus lecciones siempre llenas de sabias experiencias y sabiduría. ¡Adelante, don Bolívar, Adilia, Hortensia y María!

Publicado abril 26, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

El señor de los nombres   Leave a comment

 

 

Transcribo en esta página, el reportaje que el Periódico «La Nación», Costa Rica, Centroamérica, publicó el 27 de octubre del 2002, en el suplemento de los domingos tituladoNombres «Revista Dominical», firmado por la periodista Yuri Lorena Jiménez, al autor de estas historias y recolector de nombres y apellidos curiosos.

«El alboroto del centro de San José, Costa Rica, se convierte de pronto en sutil murmullo al cruzar el umbral del Archivo del Registro Civil, ubicado en las antiguas instalaciones de aquella dependencia, a una cuadra de la Avenida Segunda.

Ahí, en un mundo de color terracota y olor a siglos, repleto de documentos y archivos centenarios, don José Manuel Morera Cabezas encontró un singular pasatiempo hace 12 años, cuando se percató de que por sus manos – y las de sus compañeros – pasaban centenares de documentos que a menudo contenían los nombres más extraños jamás escuchados.

Con 53 años de edad y 27 de trabajar como oficinista en el Registro Civil – hoy tengo casi 59 años y jubilado – , «Morera» (como le conocen sus compañeros) ha ido documentando su afición y hoy cuenta con un archivo computarizado con unos 2500 «ejemplares».

Recuerda claramente cómo comenzó esta singular colección. «El primer nombre que me llamó la atención fue «HONORINA», una señora que había nacido en 1889. Lo apunté y desde entonces comencé a recopilar» , dice, mientras muestra el viejo cuaderno de resortes repleto de nombres escritos con tinta. Ya el cuaderno no tiene más espacio, pero él lo guarda como un verdadero tesoro.

Ahora tiene la información archivada en una computadora, lo que le permite realizar clasificaciones de acuerdo con el tipo de «rareza» y ordenarlos alfabéticamente.

Entre los «modernos», como los llama él, se incluyen: Amy Suyens Jiménez, Rock Anthony Pérez, Lady Saxy Garita o Steep Mc Clok Cháves. (Los apellidos se han cambiado por respeto a sus dueños, pero suenan tan castizos como estos).

Los «históricos» , por su parte, reflejan en muchos casos el grado de admiración que los padres sentían por algún personaje mundial, incluso por Adolf Hitler. Aquí encontramos a costarricenses (de Costa Rica, Centroamérica) que fueron registrados como Ben-Hur Villalobos, Franklin Roosevelt Ramírez, George Washington Odio, Hércules Bolaños, Jesús de Nazareth Araya, John Kennedy Masís, Stalin Franco Vega o Hitler Mauricio Morales. (De nuevo, los apellidos son otros, pero no muy distintos a los citados).

Algunos nombres de este recuento despiertan admiración, extrañeza y hasta hilaridad, pero don José Manuel afirma que a él simplemente le parecen llamativos y nunca objeto de risa. «Yo respeto. Los colecciono porque me llaman la atención», asegura este alajuelense (de Alajuela, Costa Rica, C.A) de gesto noble.

Su afición se ha vuelto tan conocida entre sus compañeros que son ellos mismos quienes con frecuencia le proporcionan los «tesoros» que se encuentran.

«Aquí manejamos documentos de expediciones cedulares (de cédula de identidad) y naturalizaciones, y vemos muchos datos del siglo pasado o antepasado. Probablemente en mi lista haya nombres que no se usarán nunca más, porque son de antes y es muy difícil que alguien se los ponga a los chiquitos que están naciendo ahora», reflexiona.

Le cuesta decidir cuál de los nombres le ha llamado más la atención, pero tras pensar un poco, responde que «Tráfila». Y de inmediato subraya: «No hay nombres feos, solamente nombres curiosos».

Él mismo estuvo a punto de cargar toda su vida con una singular marca de nacimiento. «Mi abuelo quería ponerme «Ciriaco», porque yo nací el ocho de agosto, día de ese santo. A mi madre no le hizo mucho gracia y terminó poniéndome José Manuel…Mejor ¿verdad?»

Su colección ha cruzado incluso nuestras fronteras, pues, hace cuatro años, La Nación publicó un reportaje sobre él que fue leído en el extranjero por medio de Internet y en los días siguientes recibió dos llamadas: una de un programa de radio en España y otra de la Cadena Caracol, en Colombia. En ambos lo entrevistaron en vivo por teléfono. Su colección también ha sido reconocida por el Tribunal Supremo de Elecciones (de Costa Rica) como un trabajo de gran valor, tanto que esta entidad está valorando la inclusión de un link con parte del listado en su página.

Además de la lista prolijamente ordenada y clasificada, don José Manuel también se ha dado a la tarea de recortar de los diarios todo tipo de información relacionada con nombres en todo el mundo.

Así, en un fólder recopila desde notas insólitas (como la del italiano que bautizó a su tercer hijo con el nombre de su caballo favorito) hasta la prohibición, hace poco, del Registro Civil de Colonia, Alemania, de bautizar a un bebé de dos meses con el nombre de Osama Bin-Laden.

Hace unos años supo del psicológo peruano que inscribió a su hija en el Registro como «Neuroma H20», denominación científica del agua.

Volviendo a Costa Rica, don José asegura que cada vez aparecen menos nombres «históricos» extraños, y en la misma proporción aumentan los que él llama «modernos», con derivaciones y combinaciones en inglés que incluso hacen difícil su escritura y pronunciación: Klerzhy Magaly, Elspeth, Ianexyn, Ingeborg Marie. Waikly Magut, Wild Kens…

Morera también recibe información de personas ajenas al Registro Civil de Costa Rica que conocen casos de nombres extraños. Cada vez que eso ocurre, él somete los nombres a verificación y, tras confirmar que realmente existen, los incluye en su listado.

El repertorio:

De la recopilación de unos 2.500 nombres que ha hecho don José Manuel Morera Cabezas, se extractan a continuación algunos de los más llamativos, ya sea por extraños, históricos o impronunciables.

Abcérbula Victoria, Abdi Abiud, Adrián Francisco Stephenson, José de Jesús, Aeropajita, Afortunado, Aguinaldo, Alholfrido, Aldrin Hamstrong, Bartola Frenesí, Basílica, Beibe, Bella Flor, Benjamín Franklin, Ben Hur, Bonanza, Brigadier, Burckhardt Jeremy, Calazancio, Chenda, Chutina, Cielo Iris, Clemente Dérico, Cleofé, Clinton, Connie Francis, Daniel Santos, Deseada Julia, Digna Corona, Dios Ani Mirta, Dios Dedit, Diosa María, Ebaruc El Grande, Edeltrudes, Egipto de Jesús, Ego, Electra, Elitropía Francisca, Ella, Esimigo, Espartaco, Erbo Lluvia, Eresvida, Errol Daniels, Euquerio, Evergisto, Evidencia, Expedito, Factor, Floripes, Francisco Morazán, Fredesbindo, Frutos, Galo Secundino, Ghandy, Gengis Giuliano, George Washington, German Procopio, Gervasio, Givenchy, G-Kar, Goethespeare, Gobencio, Harold Lloyd, Harvard, Hércules, Herreldy, Humberto de las Nieves, Hitler Mauricio, Humildad, Hussein Ernesto, Ingeborg Marie, Inri Romei, Irán Eory, Islam, Israelita, Jacksiry, Jerjibe, Jeson Germaine, Jesús María Y José, John Kennedy, Jorge Mayo, José Mamerto, Juan Kennedy, Juan Santamaría, Juana de Arco, Judas de San José, Kerubin, Lady Sexy, Lenín Ilich, Leo Dam, Leujadio, Lesbia Ana, Lobsang, Londres, Maclovia Amable, Malforita, María del Tránsito, María Madrecita, María Paciente, Mario Kempes, Mártir, Maryland, Meiji Fumiyasu, Mesías, Metodio Natividad, Michael Douglas, Miosotis, Monaliza, Nat-King, Necia Rosa, Neuquirch, Ninfa Dolores, Normandía, Nube Luz, Numar, Octulio, Only Ricardo, Optaciana, Orlich, Orquídeo, Pastor Pablo, Patria, Pebels, Poema, Práxis, Presentación, Proceso, Procopio, Pura Flor, Rafael Apodemio, Recuerdo, Reducindo, Rikembaker de los Ángeles, Risa Ángela, Rubén Darío, Sadat Kromeini, Santa Filomena, Santo Tomás, Sentencia, Shulamyth, Sixdeis Larabi, Simón Bolívar, Tildo Alberto, Tolentino, Tomás Moro, Treaxea, Tribilín, Trotsky, Ulteria Perfecta, Urlides, Usnavy, Usair, Vargavil, Vidaluz, Vidalinda, Vilmaro, Virgen María, Vladimir Lenín, Waikly Magut, Wild Kens, William Walker, Woodrow Wilson, Yearset, Yeltsin, Yicsi, Yoxini Adays, Zicri, Zoilo Ladislao, Zuleria.  

Ahora, por ejemplo, está tratando de corroborar si en verdad existe un «Mac gyver» en el país. «Tener acceso a estos expedientes es privilegio de unos pocos», bromea, al tiempo que muestra el documento oficial donde se consigna el nombre «Virgen María».

Publicado abril 25, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Nombres antiguos

Más nombres curiosos   3 comments

Existen personas con nombres de Países y lugares; otras, con nombres que también funcionan como Apellidos, por lo menos en el caso de nuestro país, Costa Rica, Centroamérica. Ilustro esta nota curiosa con la fotografía del expresidente de Costa Rica, don Daniel Oduber Quirós, período 1974-1978.

África Miranda,
Alaska Hernández,
Albania Pérez,
América Cabezas,
Argelia Pérez,
Argentina Ugalde,
Asia Dominguez,
Atlántida Hidalgo,
Beirut de Palestina Castro,
Bélgica, Zúñiga
Belice, Jiménez

Berlín Alvarado,
Cairo París Álvarez,
China Quesada,
Colombia Ramírez,
Everest Picado,
Filadelfia Castillo,
Florida Moya,
Francia Cervantes,
Gericó Chavarría,
Ginebra Morera,
Grecia Delgado,
Harward Castro,
Holanda Guzmán,
Indiana Huertas,
Irak León,
Irán Valverde,
Irlanda Mesén,
Israel Zamora,
Italia Brenes,
Jerusalén Chacón,
Jordania Mora,
Kenia Murillo,
Libanesa Quirós,
Libia Salas,
Londres Soto,
Maryland Crespo,
Medellín Cuevas,
Nahirobi Rojas,
Nigeria Santana,
Oriente Trejos,
Pensylvania Herrera,
Polonia Arrieta,
Praga Bustamante,
Roma Murillo,
Rusia Trigueros,
Siria Barrantes,
Zaire Fonseca…

Nombres que también son Apellidos

     Los siguientes son Nombres de personas, en otros casos son apellidos muy conocidos, al menos en los archivos de nacimientos en Costa Rica, Centroamérica.

Acevedo, Araya, Arbenz, Ávila, Baltodano, Esquivel, Guillén, Hidalgo, Jara, Lara, Leiva, León, Loría, Miranda, Oduber (primer apellido del expresidente de Costa Rica, don Daniel Oduber Quirós), Ulate (primer apellido del expresidente de Costa Rica, don Otilio Ulate Blanco), Urbina, Uribe, Zeledón, Valencia, Desanti…

Publicado abril 24, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Nombres antiguos

Silencio a la voz y letra   Leave a comment

Diez principios conforman la «Declaración de Chapultepec», celebrada en México D.F, el 11 de marzo de 1994. Al arribar al punto cuatro, inmediatamente hace a un pueblo evocar y reflexionar porque llega a sus entrañas.

El principio citado manifiesta que «el asesinato, el terrorismo, el secuestro, las presiones, la intimidación, la prisión injusta de los periodistas, la destrucción material de los medios de comunicación, la violencia de cualquier tipo y la impunidad de los agresores, coartan severamente la libertad de expresión y de prensa. Estos actos deben ser investigados con prontitud y sancionados con severidad».

En Costa Rica, la libertad de expresión – derecho que toda persona tiene de buscar, recibir y difundir información y opiniones libremente – y libertad de prensa, fueron visitadas por los enemigos de estos derechos, tomando las armas violentas, la cobardía, la injusticia y no razón, para cubrir con el manto oscuro y el silencio, la voz y letra del ciudadano.

Aquel pedazo de sociedad, por cumplir y defender los principios establecidos, es sacrificado; mientras los enemigos quedan sin castigo, gozando ante la ira popular que se manifiesta en una sola voz y puño para llegar a todo el mundo, a todos los hombres, a todas las declaraciones, a todas las sociedades, exigiendo esclarecer con prontitud y sanciones severas a los enemigos del pueblo y sus derechos.

¡Sí!. En mi tierra, mi Costa Rica, han sido silenciadas una voz y exterminada una auténtica pluma. Esto constituye un duro zarpazo al corazón democrático y cívico de un pueblo, un tremendo impacto a los principios de la Declaración de Chapultepec, porque la libertades de expresión y prensa fueron violentadas y ensangrentadas en Centroamérica una vez más, hoy en suelo costarricense.

Es una herida profunda en el alma y corazón de José María Castro Madriz (1847-1849 y 1866-1868) dos veces nuestro Presidente, primer defensor del derecho de expresión y prensa escrita, defensor de la vida humana.

Los pueblos exigimos respeto por los principios establecidos y sólo así, ¡ respetados !, son principios.

A Parmenio Medina Pérez le arrancaron la voz y letra, le cortaronParmenio Medina ejercer y defender más los principios salidos del Castillo de Chapultepec.

En otras naciones y pueblos hermanos, la situación es más impresionante y delicada: las libertades están amenazadas, perjudicadas por demandas judiciales, ataques verbales, agresiones físicas, presiones – en Costa Rica los medios de comunicación nacionales solicitan varias reformas ante la Comisión de Libertad de Prensa de la Asamblea Legislativa para eliminar ciertas limitaciones que consideran contrarias a su profesión – , impedimento al acceso a la información pública en instituciones, encarcelamientos, corrupción, secuestros y asesinatos; lo escrito y aprobado en la Declaración de Chapultepec en algunos países se incumplen plenamente en determinados principios; inclusive en forma parcialmente en otros, según denuncias ante la Sociedad Interamericana de Prensa (S.I.P) por varios de sus miembros suscritos.

Ante este oscuro panorama continental, los periodistas conforman frentes contra la corrupción, madre de todos los vicios, para sanear y constituir una verdadera libertad de prensa y expresión contra poderosos intereses políticos y económicos, prestos en mantener el estado de cosas para su beneficio en sus países.

Mientras los enemigos de la libertad de expresión y libertad de prensa siguen cobrando vidas y represión en el Continente, los pueblos se manifiestan exigiendo la decisión firme de sus gobiernos y autoridades judiciales para esclarecer tales violaciones; el asesinato de Parmenio Medina Pérez, es un inmenso dolor incrustado en el alma del ser costarricense.

Las aspiraciones de un pueblo, de todos los pueblos, es la libertad. Libertad para luchar contra las injusticias, las desigualdades económicas, culturales y atraso; libertad para elegir a sus representantes libremente, libertad para decir la verdad y denunciar la mentira, libertad de expresión y prensa sin ataduras, comprometidas con el pueblo.

Si contamos con libertad de expresión y libertad de prensa sin vicios, sana, los pueblos denunciaremos las injusticias y la oportunidad para luchar contra los grandes problemas colectivos y así cumplir en paz el logro de todas nuestra metas y obligaciones. Parmenio Medina Pérez es expresión de libertad.

(Publicado en «La Prensa Libre», Costa Rica, 02 agosto 2002)

Publicado abril 23, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

Balacho   5 comments

En ciudades, barrios y caseríos, siempre está presente el personaje popular, humilde, amigo del pueblo y querido por todos. Su presencia y lucha incansable por la vida, lo convierte en un elemento ideal para identificar un lugar o región; así el deportista, el cosmonauta, el músico, el escultor o el literato, exaltan y dan a conocer la nación de donde procede y ubicación correcta en el mapa.

«Balacho», es un personajBalachoe conocido por todo el mundo, vecino del barrio «La Agonía», aquí forjó su vida, historia y valiosos ejemplos a la comunidad. ¿Quién fue y qué hizo?.

En la humilde casa del señor Elías Molina Solano, no faltó el pedazo de carne expuesta al calor y humo despedido por las cocinas de leña y el fogón, para impregnarla del sabor especial «ahumado». Ésto, una costumbre en campos y ciudades, hace muchos años.

Elías, el niño descalzo e inquieto, pedía a su madre un «acho» de carne ahumada, naciendo así – según la versión de su hermano don José – el sobrenombre «Balacho», apodo que sustituyó su nombre de pila, para darse a conocer en toda Alajuela y en nuestra hermosa barriada.

En su humilde casa, en el patio, allí tenía un aposento que le servía de taller para su trabajo de ebanista, mecánica, pintor, hojalatero,  porque a «todo le hacía», con muy buenos resultados. Allí, en el Barrio La Agonía, detrás de la Iglesia y cerca del Cementerio de Alajuela, sus conocidos domicilios.

A los nueve años era un niño con alguna afectación en su cuerpo, debido a la invasión de la poliomielitis en su vida y en la de muchos compatriotas. Hoy, gracias a Dios y a los avances científicos, erradicada.

A pesar del inconveniente físico – caderas y extremidades inferiores deformadas – Balacho fue un héroe y superdotado. Sus problemas físicos nunca fueron obstáculo porque trabajó como un fino ebanista fabricando preciosas puertas y ventanas; le hizo a la albañilería y prueba son los mosaicos instalados – rojos y amarillos, en forma de zigzag – y decoraciones exteriores en el bar «La bohemia», obras aún en pie por más terremotos y paso del tiempo; destacado vendedor de lotería nacional, gastando hasta lo no ganado en amores y «guaritos» y un especialista en pintar techos y reparar goteras.

Para los «traguitos de guaro», visitaba dos lugares en la ciudad de Alajuela: donde el Gordo Javier y  don Zenén. Desde una ventana del bar de Javier, en la acera, allí se atendía a Balacho, en su carrito construido por sus manos, para más comodidad, con sus «boquitas» y bebida preferida, preparadas por el administrador del conocido y visitado lugar.

Otra gran habilidad en Balacho,  la fabricación de los populares «trompos», perseguidos por todos. Aquellos instrumentos inseparables que invitaron al niño y adulto a la sana diversión, al ejercicio físico, agilidad mental y contacto con los demás, en armonía y competencia sana.

El trompo formó parte del entretenimiento diario, un juguete presente en todos los hogares, donde Balacho puso sus conocimientos para la confección excelente, fuertes, casi indestructibles por la calidad del material utilizado: sustituyó el «clavo» que se hundía en el interior del mismo, por el tornillo o «pullón de tope». La madera, puro guapinol, la sacaba de los timones de carretas que don Pío Soto desechaba en su taller de reparación, garantizadas para lograr trompos de calidad.

¡Los trompos de tornillo, cocoola y guapinol, hicieron más popular a este personaje alajuelense!. Poseer un trompo marca «Balacho» era una enorme ventaja para triunfar en las competencias callejeras, aceras y patios de las escuelas y casas, por los niños de ayer, con pies descalzos y pantalón corto. Otro tipo de trompo, eran las «zapitas», más pequeñas.

El precio de los trompos, baratos y caros. Los de madera «laurel» tenían el inconveniente que se rajaban con facilidad al recibir los primeros golpes en «seco», directo al corazón. Los «cocoola», muy fina su madera, de lujo, madera dura y casi indestructible, de mayor precio, pero valía el esfuerzo económico de nuestros abuelos y padres. Y tenían otra ventaja: que la cuerda o manila se adaptaba a esta madera con facilidad.

Ya en las competencias, venían los triunfos y decepciones, como en todo deporte. El perdedor, según los reglamentos del juego, debía exponer su trompo para recibir los golpes de los otros trompos victoriosos, hasta quedar en dos o más pedazos. Era triste, pero se aceptaba la derrota y a comprar otros trompos y así colaborar con el trabajo de «Balacho».

Inventó varias máquinas mecánicas y piezas para el trabajo, como la famosa «sierra circular» sacada a pura segueta, cincel y lima, tomando la parte más ancha de un serrucho. Su habilidad e inteligencia le permitieron increíbles ideas al fabricar otras herramientas utilizadas por los ebanistas, a precios muy elevados que el comercio vendía, no al alcance del pobre bolsillo de Balacho y otros trabajadores de la época, quiénes necesitaron de estas herramientas para sus trabajos.

Observó su diminuto y deformado cuerpo hasta echar andar la construcción de dos carritos, convertidos en verdaderos automóviles que le sirvieron uno, para ir a la escuela Juan Rafael Meoño Hidalgo (escuela de El Llano); el otro, para movilizarse con todo el confort por donde le diera la gana.

Doña Dorila, su maestra, dio como tarea a cada niño halar la carretilla o carrito con Balacho y pertenencias escolares, desde la casa hasta el portón del centro educativo (a unas cuatro cuadras) para que éste asistiera a lecciones como cualquier otro niño, con todos los derechos y obligaciones.

Aquel joven estudiante, probó la fortaleza del automóvil sobre piedras y barro, comprobó la sensibilidad del hermoso corazón de la educadora y la solidaridad de sus compañeros.

El segundo carrito, más moderno que el tipo escolar, fue la admiración de nacionales y extranjeros. Una obra mecánica: con cadenas tipo bicicleta, frenos y dirección manipulados con la mano izquierda y manija (manigueta) para impulsar o retroceder el vehículo, con la mano derecha.

El asombroso y valioso invento fue observado detenidamente por un estadounidense, de paso por nuestro humilde barrio, quedó sorprendido al ver semejante aparato mecánico conducido por Balacho. Éste le explicó en español el mecanismo del «cloch» – dos ruedas de hierro de media por seis pulgadas – que su inteligencia confeccionó y adaptó, le mostró el funcionamiento direccional, avance, retroceso y la palanca de frenos.

Cuenta la anécdota que el extranjero le ofreció como premio una «pitoreta o corneta» utilizadas por vehículos de transporte público, si cumplía con la prueba de los frenos.

Sin pensarlo un instante, llegó a lo más alto de una cuesta (en la calle)  y se dejó venir a toda velocidad hasta frenar a los pies del asustado extranjero, dejando marcadas las ruedas – cubiertas con hule grueso – en la calle y al míster con la boca abierta.

Al día siguiente, colocó con emoción y orgullo, el premio obtenido por su carrito ya de fama internacional, mostrándolo a adultos y niños. La bendita corneta sonó por aceras y calles del barrio y la ciudad alajuelense.

Balacho, el personaje del puro pueblo, tenía otras facetas, era aventurero. Cabalgó con firmeza en Jacó y nunca lo botó un caballo. Peleó a puñetazo limpio contra Raúl Quirós en una increíble y dispareja lucha; sus amigos le llevaron a pasear en «andas» (como los angelitos en Semana Santa) al Volcán Poás, sobre tremendos barriales, lluvia y frío.

Intentó viajar «colado o de pavo» (ilegalmente) con un amigo chileno quien le propuso trabajar en Sur América. Se ocultaron, accidentalmente, en la nevera del barco bananero, lugar apto para morir congelados; posteriormente huyeron a otro departamento ocupado por la barbería, aquí fueron capturados por la tripulación. A Balacho, lo salvó la polio y el chileno fue a parar a las celdas. Viaje sin pagar boleto, ilusiones, trabajo, ganar dinero, conocer otras tierras y mares, todo lo invertido en esa aventura, fue abortado en momentos de mala suerte.

Balacho murió a los ochenta años, dejó enormes enseñanzas a su comunidad, demostró que las limitaciones físicas no fueron suficientes para achantarle la vida y sus proyectos; más bien, fue ejemplo para los cuerpos sanos y completos que muchas veces nos quejamos por cualquier cosa.

Dejó inventos y herramientas como testigos de su existencia. Allí quedaron colgados en paredes. Los trompos cesaron de bailar y brincar, los carritos abandonaron las correrías por aceras y calles del barrio y ciudad, la pitoreta no sonó más, toda su obra material desapareció en un incendio. El tallercito se quemó.

Su obra moral y sus ejemplos, no fueron destruidos. Siempre recordamos a Balacho porque representa la sabiduría, el esfuerzo y perseverancia del hombre humilde, inteligencia e insigne representante de la clase trabajadora.

¡Gracias, Balacho!

(Publicado en La Prensa Libre, sección Comentarios, 22 abril 2008).

Otros datos suministrados, 8 6 2019, para adaptar al texto:

2 Siempre estuvo acompañado de su secretario Kennedy y la famosa perrita policía, siempre con ellos. (investigar este detalle)

Publicado abril 20, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

Comunistas armados en Alajuela   Leave a comment

Vivencias familiares en la Alajuela de ayer…

La casona que nos vio nacer y brindó calor para trabajar y disfrutar la vida, fue un centro muy popular en Alajuela, porque en su interior se desarrolló gran actividad comercial casera, un lugar agradable para tertulias, lecturas, negocios, humor, reuniones políticas y otras situaciones propias de hace algunas décadas.

Allí funcionó el pequeño taller de costura bajo la dirección de doña Adilia Cabezas, maestra en el corte, diseño y hechura de camisas. Además, una pieza pequeña de la edificación ocupada por la «remendona» del abuelo Paulino Soto, destacada en su puerta con un visible rótulo donde se leía «se remiendan zapatos», escrito con tinta negra (anilina) utilizada para teñir el cuero del calzado; la elaboración de panes, bizcocho, cajetas, tamal mudo, de frijol y cerdo; el club de camisas rifadas con el número mayor de la lotería nacional y el eterno molino para moler maíz.

Aquel ambiente laboral, bien le caería el nombre de «centro comercial», como hoy día; eso sí, diferente por estar ubicado en una edificación antigua, centenaria, con techo entejado, sin parqueos para autos, sin puertas automáticas, ni pantallas luminosas.

Según la astucia o disimulo para decir las cosas, característica del pícaro alajuelense, la cabeza o jefe del negocio casero era conocida en su propia comunidad y barrios aledaños, especialmente en el barrio La Agonía y El Llano, como la «comunista armada»,  por cierto, muy hábil en mover y revolcar las masas.

Estos calificativos se lanzaban con doble intención, pero sin mala intención, prevaleciendo el chiste y el humor popular. A su padre, el zapatero remendón, en tiempos de la llamada Guerra Civil o Revolución del Cuarenta y Ocho, le encaramaron el apoArmadosdo «armado o armadillo» – distintivo que por herencia le llegó a la familia – ya que, según sus intereses políticos y otras necesidades, se ocultaba en las alcantarillas y huecos, similares a los construidos por esos animalitos casi en extinción, con caparazón o placas córneas articuladas, listos para evadir el peligro y su captura.

Así, a la hija de don Paulino, Adilia la costurera y fabricante de deliciosas comidas y panes, le fueron quitando el nombre de pila hasta dejarla en el puro pellejo como la famosa «armada, armadilla o cusuca «, para continuar el sobrenombre tradicional de su padre, el señor Soto Córdoba.

Hoy, en toda la numerosa familia, es normal un saludo entre los «armados o cusucos». Inclusive, en ocasiones en que se han dado concentraciones familiares, alguna voz del mismo grupo o vecino lo ha manifestado con fuerza: ¡un rifle para cazar armados, antes de que se pongan a hacer huecos…o revoluciones!.

¡Sí!, este valeroso y simpático apodo familiar se mantiene sin peligro de extinción, puesto que va pasando de generación en generación en la familia Soto. Así es nuestra hermosa Alajuela, cuna del sobrenombre y el humor.

Lo de «mover y revolcar las masas», tenía otro significado. Era por su tremenda experiencia en echar el maíz en la tolva del molino, hasta recoger la masa en la gran palangana de aluminio con sus laboriosos manos y depositarla en las ollas y sacos de manta. Todos los días pasaba agitando, moviendo, revolcando la masa, por más de cincuenta años, en las moliendas del nutritivo grano. Nunca por otra situación, aunque se le escuchaba manifestar que nuestro pueblo tenía que despertar y protestar por las cosas injustas, por el costo de la vida y otras situaciones.

¡Ah!, lo de «comunista», por sentir tanta admiración y cariño hacia líderes reconocidos como Carlos Luis Fallas Sibaja,  «Calufa», nuestro escritor patriota, personaje distinguido de nuestra historia patria.

El escritor y sindicalista de los bananeros y zapateros, quien tenía su casa-biblioteca casi pegada a la nuestra, disfrutó del humor, cariño, hospitalidad, pan casero, tamales y aguadulce brindado por la estancia acogedora de nuestro hogar y centro de trabajo, en compañía de otras figuras literarias, políticas y obreras, recordamos a Luisa González,  quienes honraron nuestra casa y familia con su presencia y conocimientos.

En esos tiempos, se vivieron «momentos políticos clandestinos», por la forma de pensar de algunos ciudadanos, ya superados en nuestra Costa Rica. Con tales actividades y presencia de conocidos políticos y escritores nacionales, siempre el humor del alajuelense encontró sus ocurrencias.

Divulgaron que los guardias civiles se hacíanafice

«los rusos» al permitir el trabajo clandestino o ilegal de quienes, con la colaboración de algunos vecinos, salían en las primeras horas de las mañanas a repartir hojas sueltas y estampar «pegas y pintas» en postes y tapias, alusivas al desfile del Primero de Mayo en la capital y otras actividades indicadas por sindicatos y organización política de entonces; mientras fue costumbre la visita del policía en las frías madrugadas a disfrutar un café con pan «melcochón» untado de miel de abejas, tamal u otra comida para combatir el sueño y frío, invitación exclusiva del negocio comercial a los humildes trabajadores de la ley, quienes cuidaban nuestras barriadas.

Y el trabajo político era clandestino porque la llamada «izquierda costarricense o comunistas» estaban fuera de ley, de acuerdo a la Constitución Política de Costa Rica en el artículo noventa y ocho, párrafo segundo, que impedía la organización y funcionamiento de este sector, por considerar su «ideología contraria a nuestra paz, creencias religiosas y sistema democrático,  con ideas extrañas y subversivas».

La visita honrosa de guardias civiles a nuestro hogar y centro de trabajo, fue interpretada siempre con humor y malicia, ya que las autoridades desempeñaron su trabajo con honestidad y patriotismo. Ciertamente existió amistad, vecindad y respeto entre ellos y los «cusucos comunistas» del barrio La Agonía. ¿Acaso no todos éramos una misma comunidad, un pueblo con los mismos problemas, necesidades y aspiraciones?.

A los niños nos tocó vivir una preciosa etapa. Conocimos las herramientas utilizadas para el trabajo diario, sentimos lo que es esfuerzo y satisfacción al colaborar en el taller, nos convertimos en auténticos obreros: cortamos hebras de las camisas, limpiamos el taller y la maquinaria, pegamos botones con aguja en mano, colaboramos en la confección de prendas. En nuestra casa teníamos un centro de lectura, especialmente literatura nacional, lo que nos permitió conocer en las páginas del libro, el espíritu de tantos personajes como nuestro hermano amigo del alma «Marcos Ramírez», «Mi Madrina», «Juan Varela», «El Moto», «A ras del suelo», «Los cuentos de mi tía Panchita» y conocer la heroica lucha de nuestros compatriotas y de otras nacionalidades, en las duras y enfermizas tierras de «Mamita Yunai».

En nuestra casona no faltaron las gentes amigas quienes fueron testigos del trabajo, de los defectos y virtudes que permitieron a nuestros abuelos y padres, desempeñar su labor constante para lograr la crianza y educación de sus hijos y nietos; éstos, interesados en rescatar las muchas páginas ejemplares escritas con sacrificio por ellos, como esta historia.

Recordando y siguiendo el ejemplo y pasos de aquellos valerosos viejos, hacemos Patria. Un gigante homenaje a nuestra madre Adilia a quien Dios aún la mantiene en pie de lucha…armada con mucha vitalidad ante los retos modernos y, por supuesto, ¡siempre moviendo y revolcando las masas!

(Publicado en La Prensa Libre, Sección Comentarios, 09 agosto 2007)

Publicado abril 19, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Historias