«Iraquíes se lanzaron a las calles para demandar elecciones y elegir un gobierno». Así indican los cables de noticias publicados en LA PRENSA LIBRE (de Costa Rica, Centroamérica), Sección Internacionales, del veinte de enero reciente.
Esta información me hizo recordar un trabajo escrito realizado por mi hija en su época de estudios secundarios, hace más de una década.
Recolectó, de la prensa nacional de Costa Rica, las noticias con el tema de los procesos electorales y elecciones en varios países de nuestro continente y del mundo, e hizo una comparación con Costa Rica. En esas informaciones se destaca la inconformidad de los pueblos por no tener acceso a las urnas para elegir libremente y en paz a sus gobernantes.
Algunos conceptos de su trabajo, indican: «En Checoslovaquia – hoy dividida – miles de personas reunidas en la Plaza Wenceslao reclaman elecciones libres; mientras en Albania se elige por primera vez, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial».
En Filipinas, la jornada electoral se destacó por el robo de urnas y votantes que sufragaron en varios puestos. En la India, los comicios fueron aplazados tres semanas debido al asesinato de Rajib Gandhi. Y, en el Reino de Nepal, por segunda vez en la historia después de treinta y dos años, se celebran elecciones.
En Pakistán, la Primera Ministra Benazir Bhutto proclamaba la victoria en las terceras elecciones que sucedían en cinco años. Anteriormente, había acusado a las autoridades de robarle el triunfo en las elecciones parlamentarias.
Los angoleños votaron por primera vez en su historia, dieciocho meses después del fin de una de las guerras más sangrientas del Continente africano; en Nigeria los militares anularon la primera elección presidencial y al Tribunal de Elecciones, de esta forma detuvieron la transición hacia un régimen civil.
El presidente de Estados Unidos precisó que su país apoyaba el proceso tendiente a efectuar elecciones libres y justas en la ex-Unión Soviética.
En América Latina – omito el nombre de los países – han muerto decenas de personas en el proceso pre-electoral y durante las elecciones. En un país de esta región, se convoca a todos los sectores de la nación a unirse y realizar elecciones claras y ejemplares; en otras naciones los procesos electorales han sido tutelados y manipulados por militares y dictaduras.
En Costa Rica, Centroamérica, el panorama es diferente: a escala mundial y propia se elogia la pureza del sistema electoral. Aquí, el pueblo decide en las urnas electorales sin necesidad de reclamar elecciones libres porque somos testigos directos; no existe el fraude ni robo de urnas, no sufragamos en varios sitios, no padecemos la sombra del secuestro, amenazas, terrorismo o asesinatos, no anulamos elecciones ni tribunales electorales, no dependemos de la sombra del militarismo. Elegimos libremente.
Cada cuatro años nos corresponde dar una lección al mundo: ratificar el civismo del pueblo costarricense ante las urnas de elección popular; destacar el trabajo abnegado y cristalino de sus organismos electorales, con la plena convicción del respeto del orden jurídico en los procesos electorales, y en la creación y funcionamiento de los partidos políticos.
Hoy, los adultos debemos crear conciencia en nuestros hijos para que juntos defendamos y fortalezcamos este derecho, obligación y privilegio; situación que muchos pueblos no conocen; y hoy, como en Irak y otros países, reclaman en las calles ensangrentadas por la guerra, en las cárceles o en el silencio de la muerte.
Nosotros, por ser pueblo elector, debemos exigir a nuestros líderes políticos cumplir con sus obligaciones, cumplir con lo que se promete y así evitar que nuestros jóvenes y niños sientan indiferencia hacia las instituciones democráticas, partidos políticos y políticos.
José Manuel Morera Cabezas
(Publicado en EL ELECTOR, (Órgano informativo del Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica, Centroamérica. 03- 2004).
Estimado amigo José:
Cuan profunda es su reflexión sobre la democracia. Quienes en la Argentina tenemos la edad intermedia (entre 40 y 50 años), nos criamos en uno de los momentos más duros de nuestra historia. El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) instrumentó algo más que un gobierno militar. Se pretendía un cambio de sociedad. «Las urnas están bien guardadas» decían a coro los Generales y si no fuera porque se debilitaron tras nuestra derrota en la Guerra de las Islas Malvinas, nunca habríamos recuperado la democracia. Quienes hoy tienen 30 años, no imaginan el tesoro de poder elegir y de hecho sienten cierto fastidio con nuestro voto, que es obligatorio. Quienes supimos lo que es el miedo y la falta de libertad, nos emocionamos cada vez que emitimos nuestro sufragio. Desde joven siempre admiré el sistema de Costa Rica. No solo podían elegir a lo largo de los años, sino que además eran capaces de vivir civilizadamente sin militares. Desde el sur, lo de Uds se veía como una panacea.
Un Fuerte Abrazo y gracias por sus notas.
Daniel do Campo Spada
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