Un llamado a la sensibilidad social   Leave a comment


La siguiente reflexión fue publicada con mi firma por el Diario La Nación, Costa Rica, Sección Foro de La Nación, hace varios años, en 1990. Anteriormente, en 1985, el suplemento ALAJUELA EN LA NACION, lo acogió en sus páginas.

Por tener vigencia, la transcribo en este valioso espacio. La intención  es hacer conciencia en nuestra población, en todas las poblaciones, en todos los sectores sociales. Nuestro materialismo, violencia, consumo de drogas y corrupción, «hacen fiesta», lo que se traduce en guerras, hambre y enfermedades,  pérdida de fé hacia un Ser Superior, abandono de valores morales  y otras prácticas no menos nocivas.

Más casos de violencia han sacudido nuestros hogares, acontecimientos que se suman a los innumerables violaciones que a diario se cometen contra nuestros niños.

Recientemente, el asesinato de una joven de catorce años, víctima de un drogadicto; la violación sexual contra tres niñas de doce, tres y nueve años de edad, obra ejecutada en el mismo núcleo familiar, por sus tíos y padre. Esto nos llena de amargura y pesimismo.

Lo señalado, escogido de algunas páginas de los diarios nacionales,  es común, pan de cada día, en nuestra sociedad. Cada día es más alarmante el incremento del uso y tráfico de drogas, el alcoholismo y sus consecuencias: crímenes, violaciones sexuales, accidentes laborales y en las carreteras, desaparición de menores y adolescentes, violación de los derechos en los niños y más situaciones.

Ante este panorama, la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) –  sobre el tema de la penetración de los narcóticos y el alcoholismo en el sector laboral mundial y a las violaciones de los derechos humanos en la niñez – han expresado que estos fenómenos van en alzada, en todo el mundo.

La O.I.T precisa en el estudio: «el abuso del alcohol y los narcóticos en el sector trabajador, causa anualmente pérdidas de miles de millones de dólares a las economías nacionales, debido al decaimiento de la producción y otros efectos perjudiciales. Cuanto mayor es el número de alcohólicos y drogadictos, más elevado es el índice de incumplimiento de tareas y de ausentismo».

Con lo anterior, aumenta el número de accidentes de trabajo y disminuye la capacidad de la producción y la calidad de lo elaborado.

También, recalca el estudio con este ejemplo: «En el caso de los EEUU se considera al alcoholismo el cuarto problema más serio para la salud, superado sólo por las afecciones cardíacas, el cáncer y las enfermedades mentales».

Estos dos males crónicos en la sociedad hacen posible también que las sociedades vivamos con más tensión y violencia: asesinatos, violaciones sexuales en mujeres y menores de edad, suicidios, brutales castigos protagonizados por padres a menores, el nacimiento de seres humanos deformados, la inmensa cantidad de accidentes en carreteras, los asaltos en residencias y establecimientos comerciales, enfermedades que causan en sus organismos, el daño económico, moral y de salud en miles de hogares y otras consecuencias que arruinan cada vez más el corazón de las sociedades.

Por otro lado, son alarmantes las estadísticas de la UNICEF que estima en 80 millones los niños desamparados, de los cuales 70 millones viven en países en desarrollo; destaca América Latina como una región donde el problema es desesperante.

En Costa Rica, las autoridades nacionales se muestran preocupadas por los actos  de vandalismo de la delincuencia y delitos de todo tipo sexual contra mujeres y niños, destacando que el alcohol y las drogas incitan a ejecutar gran cantidad de estos delitos donde intervienen jóvenes, niños, incluyendo al sector femenino.

Si considerable cantidad de jóvenes están cayendo en poder de las drogas y el licor, la delincuencia y otras prácticas; si nuestros niños son víctimas del adulto quien dispara el desamparo, la agresión sexual, explotación en el trabajo infantil, si son víctimas de brutales castigos; si propiciamos la desintegración familiar, si menospreciamos la fe cristiana, estamos creando un pueblo enfermo, una sociedad cada vez propensa a grandes problemas sociales y económicos, con hambre y miseria.

La droga y el alcohol son grandes fuentes productoras de riqueza material y económica, para unos; destrucción moral, física y muerte, para millones de niños y jóvenes – El diario La Nación del 16 de octubre de 1989 nos informó en un cable que en Estados Unidos de América nacen alrededor de 375.000 niños anualmente de madres drogadictas, mientras el hombre invierte  miles y miles de millones de dólares para la construcción y perfeccionamiento de armas de exterminio masivo; a la vez que, decenas de miles de niños mueren de hambre, desnutrición y diferentes enfermedades previsibles, tal el caso en Centroamérica, donde fallecen cada año más de 100.000 menores de cinco años a causa de enfermedades que bien son evitables (dato del mismo diario, EFE, Madrid).

Observemos el mundo y orientemos mejor nuestra sociedad. Todos: padres de familia, educadores, médicos, deportistas, comerciantes, escritores, científicos, medios de comunicación masiva, religiosos, partidos políticos y gobiernos, debemos inculcar los mejores valores morales, patrióticos y cristianos en ellos, quienes hoy se preparan para conducir los destinos de la Patria.

Hoy, en el 2008, desgraciadamente, las cifras han variado, no para el bien de nuestras sociedades.

Publicado agosto 1, 2008 por José Manuel Morera Cabezas en Opinión

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