Su carta de presentación lo dice todo: griego (Cantón Grecia) alajuelense, nació en marzo de 1921, Grecia de Alajuela, Costa Rica, Centroamérica, ochenta y ocho años de edad. En 1939, siendo un joven de veinte años, incursionó en el comercio de nuestra Alajuela tomando como trinchera el tramo “La Libertad”, en el corazón del Mercado Central alajuelense; aquí pasó a puro trabajo por más de setenta años.
Su trinchera, al inicio, se destacó por la línea de abarrotes y venta de dulce en tapas y tamugas. Generalmente, el pueblo obrero y campesino acudía a comprar o encargar el popular «diario», que consistía en los artículos básicos para el hogar, especialmente
alimentación. Este diario estaba calculado para durar una semana por un valor de treinta colones y se adquiría el día sábado. El contenido de esta «canasta básica» se lo sabía de memoria don Arnoldo, artículos que introducía en cajas de cartón, sacos de manta o gangoche.
Para la época de la Semana Santa, los clientes acudían por montones a comprar sardinas, palmito, atunes y bacalao. Años después, introdujo loza, cristalería y adornos, ollas esmaltadas, vasos en vidrio y lata adornados con lindos dibujos floreados, mantequeras, comales, bacinillas o bacinicas de loza y aluminio, picheles, adornos en yeso y porcelana, imágenes religiosas, ángeles; inclusive, se comerciaba con la figura fabricada en porcelana del inconfundible actor cómico Cantinflas, máquinas manuales para moler maíz, jarritas en forma de botas vaqueras, cerditos de varios tamaños para alcancías, sin estar ausentes las “nigüentas”.
Don Arnoldo nos detalla cómo eran estas estatuillas. «Confeccionadas en cerámica y yeso, representaba a una niña descalza, bien peinada, a pierna cruzada, revisándose sus dedos y uñas, en busca de animalitos minúsculos chupa sangre llamados popularmente “niguas”, causantes de picazón y úlceras, entre los dedos».
En muchos hogares costarricenses a esta niñita la teníamos como parte de la familia, casi siempre adornando la sala, sobre una repisa, al pie de una puerta, en el portal navideño o en otro sitio de la casa. Algunos la utilizaban como un simple adorno por su belleza y otras como fuente de suerte y riqueza.
Los mejores clientes o seguidores de esta imagen, lo constituían los hermanos panameños quienes visitaban su negocio para adquirir la nigüenta, promotora de mucha suerte en dinero, salud, trabajo y otras situaciones, según la creencia popular del pueblo hermano y de otros países del área. Inclusive, hasta solicitaban la “oración” para rezarla con sus familiares y vecinos; esto no lo manejaba don Arnoldo por la sencilla razón de que únicamente vendía la imagen como un adorno para ganarse el sustento de su familia, junto a miles de artículos.
Además, en su tramito encontramos chorreadores de café en pie, confeccionados en madera con su bolsita de franela, molinillos de madera y alambre para batir chocolate, tablas de picar en la cocina, caballitos de palo, trencitos de aluminio, ollitas, juegos compuestos por escobas, cepillos y gancho de piso, espejos redondos de todos los tamaños, prensadoras de hacer tortillas, cuadros como las ninfas al estilo español, santa cenas, cocinas negritas de leña y de canfín y una interminable de utensilios que los alajuelenses, en algún momento, visitamos La Libertad para escoger lo que necesitamos en el hogar y el trabajo. También nos salvó con jueguitos de café, cafeteras, vasitos para helados, vasos de casco, copas, manteles, azafates y picheles para el café o aguadulce, tacitas soperas, cazuelas, ollitas de aluminio, vasitos de gato para adaptar el cepillo de dientes y otros artículos especiales, para recuerdos en nuestros cumpleaños, recién casados y otras actividades sociales. Sin faltar otros implementos para las fiestas, nos referimos al alquiler de sillas, mesas, adornos y manteles. Estos implementos, los tenía en su casa, en un gran salón, cincuenta metros al sur del hoy Banco Popular, antes el visitado Cine Alajuela, en el puro centro de Alajuela.

Afirma con orgullo, que su establecimiento fue visitado por clientes de todos lados, muy puntuales fueron los puntarenenses, guanacastecos y talamanqueños en busca de ollas tamaleras y otros utensilios de cocina. Recuerda muy bien que la Iglesia de un distrito de Puntarenas le encargó los regalos que la «Bruja» del turno necesitaba para sus premios. Echó la mercancía solicitada en su auto, esto hace más de treinta años, hasta llegar al lugar convenido y ante el sacerdote responsable de las populares fiestas. Esto nos trajo una simpática anécdota, contada por don Arnoldo.
Es la de un sacerdote quien mientras encargaba los artículos para el turno de su localidad, discutía con la Junta de actividades populares la negativa de ésta en no introducir «vinos» en el turno, como en años anteriores. El padrecito, enojado, contestó: «¡Dios guarde, cómo se les ocurre eso!…¿ Con qué se va a alegrar la gente en estas fiestas?». Don Arnoldo se sorprendió y le causó risa, pero a él le interesaba sus artículos, llevara o no llevara la Bruja el licor entre su oscura vestimenta.
Don Arnoldo surtió a las famosas Brujas de Concepción El Llano, Barrio San José, La Guácima, Barrio La Agonía, Sabanilla, San Pedro de Poás, San Antonio del Tejar, Turrúcares y otros pueblos.
La ventaja para la clientela era que este reconocido establecimiento daba en consignación todos los artículos, o sea, la iglesia pagaba únicamente lo rifado en el juego de las apetecidas brujas, por sus útiles y lindos premios.
Don Arnoldo, era un hombre de Dios, amaba a Dios y seguidor lector de «La Biblia». Sacaba de ella y otros documentos, versículos bíblicos, que copiaba de su puño y letra para entregar a sus clientes y a gente en las calles, parques y desde su casa, sentado en una silla, esperando el transitar del ciudadano. Bien recordamos y tenemos en nuestro poder, un mensajito, con muy buena letra: «Creed en Cristo Jesús y serás Salvo tu y tu familia». Hermosos mensajes, muy humildes, escritos en cartoncitos y papel a colores.
Este hombre de Dios, siempre tuvo a su lado, en el hogar y centro de trabajo, a su esposa Ángela, ambos con un trato especial al cliente, sacando de apuros a éstos en las compras y decisiones al momento de comprar, según la ocasión. Clientes afirman que sin dinero, entregaba la mercadería entregada y «pague después» sin necesidad de apuntar, confiando siempre en la honradez del cliente, honradez que era habitual en esos tiempos.
En su puesto de trabajo – a partir del 2007 con nueva administración – fue acompañado por unos adornos vivos muy especiales para su entretenimiento y cuido del negocio. Amante de los animales, una serie de gatos tuvieron siempre el calor humano de este humilde señor, ejemplo de trabajo, lleno de fe cristiana, padre de familia responsable, un trabajador pochotón, alajuelense de verdad…

Tramo de don Arnoldo, en el Mercado Central.
(Publicado en La Prensa Libre, el 05 junio 2009, Sección Comentarios)
(Publicado en El Vigilante, Julio 2009, Sección Legado).
Glosario:
Nigua: larvas, con seis patas y sin alas, similar al ácaro. Produce picazón intensa en dedos y otras partes del cuerpo humano.
Nigüenta: persona con niguas.
Tamugas: conjunto de dos pares de conos truncados de dulce o panela.
Diario: canasta con productos de uso en hogares y puestos de trabajo, especialmente
alimentación y aseo.
Comales: Disco delgado de barro o metal para uso doméstico en la cocina. Para asar
tortillas y otros platillos.
Bacinillas: instrumento de losa o metal para recoger orina y excremento. Utilizado
por el ser humano.
Turrúcares: Nombre indígena, huetar, posiblemente.
Chorreadores: Soporte de madera que sostiene una bolsa de algodón (bolsita de café). Tiene forma de bolsillo. La boca de mantiene abierta por un alambre circular unido a una agarradera y asentada en un marco circular de madera.
Pochote: madera fuerte y fina. Se dice que una persona es pochotona o pochetón.
Canfín: Costarriqueñismo, Costa Rica, Centroamérica. El querosén o kerosene se utilizaba para uso de lámparas y cocinas. El producto importado mostraba una etiqueta, así: «Kerosene, the best you CAN FIND». (Querosén, lo mejor que PUEDE USAR. El costarricense lo pronunció CANFIN y así lo conocemos.
Tamaleras: Implemento generalmente fabricado con aluminio o hierro para preparar el cocimiento de tamales, éstos, un alimento de origen mesoamericano, a base de maíz, con vegetales, carnes, salsas y otros ingredientes.