Nombrar a don Guillermo “Memo” Molina Vásquez, el ebanista, es como estar hablando del roble, guayacán o el pochote.
“Don Guillermo está pochotón, es tan fuerte como el roble, es un guayacán”, dice la gente del gran trabajador alajuelense, nacido hace noventa y seis años.

Y, no únicamente comparar su fortaleza física con finas y fuertes maderas, es un ejemplo del significado de envejecer con elegancia, gozando de muy buena salud física y mental, ejemplo de tenacidad y grandes valores morales, cristianos, patrióticos y de familia, gran testimonio de vida y amor al prójimo, practicante de los Mandamientos de Jesucristo; un señor amable, educado, simpático, amoroso, siempre decidido a contar historias de su querida Alajuela. Un cuenta cuentos alajuelense.
Eso sí, sin excluir su propia historia laboral y personal, historia ejemplar para todas las generaciones, una historia honrosa para su linda tierra y su familia.
En su actual taller de ebanistería, instalado aquí hace más de dos décadas, ubicado diagonal a la Escuela Ascensión Esquivel Ibarra, en el centro de Alajuela, en una casona pura madera de tablilla, construcción de hace unos cincuenta años o más, nos invita con el siempre amable “pase adelante y se sienta”, en un banco de madera o sobre el material de largas tablas, relata con mucha claridad y precisión esos recuerdos de hace muchos años y de hoy, su pasión por la ebanistería, desde muy joven.

“Ingresé, primeramente a dos ebanisterías en el centro de Alajuela, propietarios don Arturo “Cachacha” Alfaro y don Erick Molina, conocidos ebanistas alajuelenses y grandes ex jugadores de la gloriosa Institución roja y negra, la Liga Deportiva Alajuelense (L.D.A).
En uno de estos centros de trabajos, permanecí muy poco tiempo, unas horas, para luego seguir en la otra el proceso de aprendizaje del oficio, sin recibir salario, porque lo importante era estar con los dos maestros y artistas en madera y aprovechar su experiencia y conocimientos”, dice con mucha claridad, sentado en una banca de cemento, en el exterior de nuestra hermosa Catedral, su lugar tradicional para la Oración y reflexión.
Y si Usted quiere ubicar a don Memo, un domingo, venga a la Misa de las nueve de la mañana a la Catedral de Nuestra Señora del Pilar, en Alajuela. Siempre activo, recogiendo la colecta, encendiendo las velas del Altar, colaborando con la Sacristía para que todo quede bien ordenado para las próximas actividades, porque donde hay orden, está Dios…
Don Memo experimentó en otros talleres o ebanisterías, recuerda los talleres de don Ulises Rodríguez, ubicado cerca del Parque Juan Santamaría, en el centro de Alajuela y otro muy cerca del Mercado Municipal. Incluso, el garaje de su casa que no era usual que las casas tuvieran este espacio, setenta y cinco metros oeste actual Correos de Costa Rica, practicó el inicio de su oficio, en forma independiente, con algunas pocas herramientas.
Uno de sus primeros trabajos o tareas asignadas por los expertos ebanistas, consistió en el proceso de “charolar” la madera. Así como los expertos ebanistas explicaron con paciencia a don Memo el trabajo citado; don Memo saca el ratito para explicar al autor de esta nota, lo aprendido en el taller, su primer tarea.
Lo que se decía como “charolar la madera” era lo que hoy conocemos como el barniz en la madera, producto de muy fácil acceso en los mercados de pintura y otros.
Y nos explica el proceso:
La pieza de madera se exponía a un minucioso tratamiento: primero, lijar correctamente la base; luego, se aplica el granito de la “piedra pómez”, esparcida uniformemente para tapar la porosidad, con un lijado suave. Cumplido este proceso, una goma especial a base de laca y disuelta en “sinner”, aplicada suavemente con una mecha húmeda, hasta sacar el brillo perfecto en la madera, como un espejo.
Durante más de cincuenta años ejerciendo la profesión de ebanista, ha construido todo tipo de muebles para nuestros hogares y trabajos. Roperos, camones, camas, bancos, sillas, pupitres escolares, trinchantes, bancas de iglesias, cómodas, mesas de comedor…y con calidad. Calidad obtenida de sus grandes maestros de la madera…
¡Muchas gracias, don Memo!
Nota: lo escrito en estas líneas, es tomado del testimonio oral del ciudadano y lo indicado por don Memo. Muchas gracias, si Usted tiene más historia, la recibimos con gusto para enriquecer este texto. Lo escrito hasta ahora, está sujeto a cambios, correcciones, ampliaciones.
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